Porque la educación que te dan tus padres juega un papel fundamental en tu vida.
¿Sabemos educar a nuestros hijos?... Una pregunta que todos los padres deberíamos hacernos.
jueves, 29 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
LA RESPONSABILIDAD MORAL.
En el ejercicio de la libertad nos jugamos nuestro ser moral.
Somos libres de elegir nuestras acciones; pero, una vez realizadas estas, no somos ya libres de elegir las consecuencias que de ellas se derivan para nuestra persona. Y no nos referimos tanto a las consecuencias de tipo material. Es cierto que mucha gente actúa mal, pero luego no les pasa nada : hay muchos estudiantes y no se les pilla o muchos delincuentes cuyos actos resultan impunes.Sin embargo el daño interno que se deriva de estos actos es inevitable y hace, poco a poco, que esas personas sean unos desgraciados, aunque no se den cuenta de ello. Y es que da la impresión de que, muchas veces, los que actuan de manera inmoral tienen éxito en la vida e incluso despiertan admiración. Hay muchas personas que quieren la libertad, pero no su reverso, la responsabilidad. De ahí que quieran la borrachera, pero no la resaca; que quieran perder el tiempo y al mismo tiempo sacar buenas notas. El problema es que muchas veces no reconocemos los errores y comenzamos a tejer una espiral de autoengaño que acaba por arruinar nuestro ser moral. Es típico de algunos niños el intentar disculparse de sus errores, echando la culpa a los demás. Si notamos ese defecto en alguno de nuestros hijos, estamos atentos a corregirlo.
Enseñemos a nuestros hijos a ser sinceros en primer lugar, consigo mismos, y, para ello, es clave que reconozcan la resposabilidad de sus errores. Es muy típico entre los estudiantes el decir : he aprovado todas. Pero, si no es así, dicen : me han suspendido dos asignaturas.
Las personas no solemos tener muchos problemas al reconocer nuestros méritos, ya que todos somos algo vanidosos; sin embargo, y debido a la misma vanidad, nos cuesta reconocer que tenemos errores.
Cada cual es causante de su propio ser moral. La responsabilidad afecta a todas nuestras acciones libres y voluntarias.
Somos libres de elegir nuestras acciones; pero, una vez realizadas estas, no somos ya libres de elegir las consecuencias que de ellas se derivan para nuestra persona. Y no nos referimos tanto a las consecuencias de tipo material. Es cierto que mucha gente actúa mal, pero luego no les pasa nada : hay muchos estudiantes y no se les pilla o muchos delincuentes cuyos actos resultan impunes.Sin embargo el daño interno que se deriva de estos actos es inevitable y hace, poco a poco, que esas personas sean unos desgraciados, aunque no se den cuenta de ello. Y es que da la impresión de que, muchas veces, los que actuan de manera inmoral tienen éxito en la vida e incluso despiertan admiración. Hay muchas personas que quieren la libertad, pero no su reverso, la responsabilidad. De ahí que quieran la borrachera, pero no la resaca; que quieran perder el tiempo y al mismo tiempo sacar buenas notas. El problema es que muchas veces no reconocemos los errores y comenzamos a tejer una espiral de autoengaño que acaba por arruinar nuestro ser moral. Es típico de algunos niños el intentar disculparse de sus errores, echando la culpa a los demás. Si notamos ese defecto en alguno de nuestros hijos, estamos atentos a corregirlo.
Enseñemos a nuestros hijos a ser sinceros en primer lugar, consigo mismos, y, para ello, es clave que reconozcan la resposabilidad de sus errores. Es muy típico entre los estudiantes el decir : he aprovado todas. Pero, si no es así, dicen : me han suspendido dos asignaturas.
Las personas no solemos tener muchos problemas al reconocer nuestros méritos, ya que todos somos algo vanidosos; sin embargo, y debido a la misma vanidad, nos cuesta reconocer que tenemos errores.
Cada cual es causante de su propio ser moral. La responsabilidad afecta a todas nuestras acciones libres y voluntarias.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Para hablar...
- Temas para hablar entre los padres:
Pensad ,entre los dos, qué cosas podéis hacer para apoyaros mutuamente en el ejercicio de la autoridad sobre vuestros hijos y así ser más eficaces.
- Temas para hablar con un hijo concreto:
Explica a tu hijo a solas lo contento/a que se podrá papá/mamá si obedece en aquello que tanto le suele costar. Se tratará de un secreto entre los dos, de un regalo que le vamos a hacer sin que se entere.
Pensad ,entre los dos, qué cosas podéis hacer para apoyaros mutuamente en el ejercicio de la autoridad sobre vuestros hijos y así ser más eficaces.
- Temas para hablar con un hijo concreto:
Explica a tu hijo a solas lo contento/a que se podrá papá/mamá si obedece en aquello que tanto le suele costar. Se tratará de un secreto entre los dos, de un regalo que le vamos a hacer sin que se entere.
Para pensar...
Los actos de una persona solo son virtuosos si se hacen con recta intención. Piensa qué motivos empujan a tus hijos a estudiar, a ayudar en casa, etc. Si estos son motivos rectos, no dejes de decírselo y de elogiarles por ello: se lo mercen. Y tú cuélgate una medalla por ello.
Al ejercer la autoridad sobre tus hijos, piensa que estás cumpliendo un deber irrenunciable. Si no lo ejerces, no estarás educando eficazmente a tus hijos. Estos, para poder madurar y desarrollarse como personas, necesitan tener a unos padres exigentes.
Al ejercer la autoridad sobre tus hijos, piensa que estás cumpliendo un deber irrenunciable. Si no lo ejerces, no estarás educando eficazmente a tus hijos. Estos, para poder madurar y desarrollarse como personas, necesitan tener a unos padres exigentes.
Para leer...
Fernando Corominas y José Antonio Alcázar, Virtudes humanas, Col. Hacer Familia, nº70, Ed. Palabra.
Fernando Corominas, Cómo educar a tus hijos,Col. Hacer Familia, nº20, Ed. Palabra
Fernando Corominas, Cómo educar a tus hijos,Col. Hacer Familia, nº20, Ed. Palabra
Para recordar...
- Hay mucha gente que habla constantemente sobre la libertad, pero no se sabe bien lo que esta implica. La palabra libertad está enormemente aduletarada:
SI UNA PERSONA DESCONOCE LO QUE ES LA LIBERTAD, ¿ CÓMO VA A PODER EJERCITARLA CORRECTAMENTE?
- Cuando más virtuosa sea una persona, más libre podrá ser ; o eres dueño de ti mismo o serán dueño de ti tus pasiones y tus vicios.
- La obediencia es la otra cara de la moneda de la autoridad. No puede existir la una sin la otra. Enseña a tus hijos que :
VIVIR EN LA OBEDIENCIA ES NECESARIO PARA QUE EXISTA ARMONÍA Y ALEGRÍA EN LA FAMILIA, EN EL COLEGIO Y EN LA SOCIEDAD.
SI UNA PERSONA DESCONOCE LO QUE ES LA LIBERTAD, ¿ CÓMO VA A PODER EJERCITARLA CORRECTAMENTE?
- Cuando más virtuosa sea una persona, más libre podrá ser ; o eres dueño de ti mismo o serán dueño de ti tus pasiones y tus vicios.
- La obediencia es la otra cara de la moneda de la autoridad. No puede existir la una sin la otra. Enseña a tus hijos que :
VIVIR EN LA OBEDIENCIA ES NECESARIO PARA QUE EXISTA ARMONÍA Y ALEGRÍA EN LA FAMILIA, EN EL COLEGIO Y EN LA SOCIEDAD.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
La necesidad de ejercer la autoridad.
Si no se ejerce la autoridad no es posible educar a un niño. Es un deber irrenunciable. Si no se vive bien, es muy dificil poder exigir al hijo. De hecho, hay estudios, que avalan la afirmación de que la mayor parte de las personas adultas estables y felices han sido educadas por padres que sabían ejercer su autoridad. Siempre que vemos a un jóven cuya conducta es problemática, podemos estar seguros de que dicho jóven << torea>> a sus padres desde muy pequeño.
Los niños necesitan de nuestra autoridad,eso les hace sentir más seguros. La autoridad es necesaria, ya que, como decía el filósofo fracés Saint Bonnet ``Dios nos ha creado, pero lo ha hecho lo menos posible.`` Por eso, el hombre necesita aprender y ser educado y, en este proceso de aprendizaje y mejora personal el niño no puede avanzar solo, necesita un referente y una autoridad que le guíe.
La autoridad se puede desgastar cuando:
Los niños necesitan de nuestra autoridad,eso les hace sentir más seguros. La autoridad es necesaria, ya que, como decía el filósofo fracés Saint Bonnet ``Dios nos ha creado, pero lo ha hecho lo menos posible.`` Por eso, el hombre necesita aprender y ser educado y, en este proceso de aprendizaje y mejora personal el niño no puede avanzar solo, necesita un referente y una autoridad que le guíe.
La autoridad se puede desgastar cuando:
- Repetimos una orden.
- Gritamos.
- Amenazamos con castigar y luego no lo hacemos.
- Castigamos sin avisar, como fruto de un arrebato y de la impotencia.
- Perdonamos un castigo.
- Amenazamos con decírlseo a papá (o a mamá).
- Nos ponemos a su mismo nivel y perdmeos los papeles.
- Permitimos cosas que nunca deben permitirse, como una falta de respeto a los padres.
- Discutimos con ellos las órdenes dadas.
- Claudicamos y , al final, el niño se sale con la suya.
martes, 13 de diciembre de 2011
La obediencia.
Vivimos en un mundo en el que casi todo está regulado por normas que debemos obedecer (contratos,horarios,plazos,etc..). Nadie puede ir por libre. Cualquiera de nuestras jornadas, veremos que nos pasamos la vida obedeciendo. Esto es algo que nuestros hijos deben tener muy claro.
La obediencia que pedimos a nuestros hijos ha de ser una obediencia inteligente, no una obediencia servil. La obediencia esta siempre muy unida a la confianza que se tiene en quien nos manda : obedecemos a alguien porque le conocemos y nos fiamos de él, y sabemos que solo quiere el bien para nosotros. Por eso, los niños solo pueden ser educados por alguien a quien conocen y saben que les quiere.
Podemos afirmar que la virtud de la obediencia solo pueden vivirla aquellas personas que saben usar la libertad de modo adecuado. El problema es que, hoy en día, en ciertos ambientes culturales esta mal vista esta virtud, a la que se pretende equipar con conciertos distintos y negativos, como sumisión, opresión, etc, lo cual es un error y una manipulación del lenguaje.
La auténtica obediencia libera al hombre.
El hombre que niega a obedecer está tan sumamente endiosado y ensoberbecido que no es capaz de admitir ninguna instancia superior a él.
La obediencia que pedimos a nuestros hijos ha de ser una obediencia inteligente, no una obediencia servil. La obediencia esta siempre muy unida a la confianza que se tiene en quien nos manda : obedecemos a alguien porque le conocemos y nos fiamos de él, y sabemos que solo quiere el bien para nosotros. Por eso, los niños solo pueden ser educados por alguien a quien conocen y saben que les quiere.
Podemos afirmar que la virtud de la obediencia solo pueden vivirla aquellas personas que saben usar la libertad de modo adecuado. El problema es que, hoy en día, en ciertos ambientes culturales esta mal vista esta virtud, a la que se pretende equipar con conciertos distintos y negativos, como sumisión, opresión, etc, lo cual es un error y una manipulación del lenguaje.
La auténtica obediencia libera al hombre.
El hombre que niega a obedecer está tan sumamente endiosado y ensoberbecido que no es capaz de admitir ninguna instancia superior a él.
domingo, 11 de diciembre de 2011
Educar en virtudes.
¿ Cómo logro yo que mis hijos quieran elegir el bien y se hagan virtusosos?
El único problema de esto, que no es pequeño, se halla en el hecho de que el bien exige un esfuerzo, un vencimiento de la voluntad. Lo que de modo habitual nos pide el cuerpo suele ser justo lo que no se debe hacer en ese momento. Es evidente que a ningún niño le apetece, por ejemplo, ponerse a recoger el cuerto o sentarse a estudiar un exámen o comerse un plato que no sea su preferido. En esos momentos es cuando hay que ejercitat las virtudes del órden, en el primer caso, y de la fortaleza, en los otros dos.
Antes esto, podríamos objetar algunos argumentos que podemos emplear como motivación con nuestros hijos adecuándonos a su edad y capacidad de comprensión :
Es cierto que los hijos suelen parecerse a sus padres y que, detrás de unos excelentes chavales, siempre hay unos pardes también excelentes. De manera que, si queremos hijos que nuestros hijos avancen por el camino de la virtud, debemos procurar ser nosotros también virtusos. El ejemplo mueve más que las palabras.
Resulta también bastante consolador para los padres el que el deseo mismo de educar a nuestros hijos nos impulsa a mejorar como padres. Por eso, cuando nos empeñamos en educar a nuestros hijos, nos automejoramos como personas, ya que <<nadie da lo que no tiene >>. Ya decía Séneca que los hombres, al enseñar a los otros, aprenden ellos.
El único problema de esto, que no es pequeño, se halla en el hecho de que el bien exige un esfuerzo, un vencimiento de la voluntad. Lo que de modo habitual nos pide el cuerpo suele ser justo lo que no se debe hacer en ese momento. Es evidente que a ningún niño le apetece, por ejemplo, ponerse a recoger el cuerto o sentarse a estudiar un exámen o comerse un plato que no sea su preferido. En esos momentos es cuando hay que ejercitat las virtudes del órden, en el primer caso, y de la fortaleza, en los otros dos.
Antes esto, podríamos objetar algunos argumentos que podemos emplear como motivación con nuestros hijos adecuándonos a su edad y capacidad de comprensión :
- Los niños que siempre hacen lo que les apetece son unos flojuchos. Tú quieres ser una persona fuerte ,¿verdad?
- Todas las cosas que merecen la pena en esta vida se únicamente gracias al esfuerzo. De modo que, cuando veas que algo no supone ningún esfuerzo, piensa que tampoco tendrá mucho valor. Decía Aristóteles que se hacen poseedores de las cosas buenas y bellas de la vida aquellos que se esfuerzan en obrar correctamente.
- Cuando uno hace el bien y se vence a si mismo, se siente muy bien interiormente.Hemos de animar a nuestros hijos a que se venzan en pequeños actos de virtud a lo largo de la jornada, sabiendo que, de esa manera, les estamos capacitando para ser felices en su vida futura.
- Y, sobre todo, lo que necesitan los niños es que se les reconozca y felicite. Eso les hace crecer en autoestima. Es el refuerzo positivo tantas veces descrito, que estimula a la repetición del acto. Es muy importante decir a nuestros hijos lo contentos y orgullosos que estamos por lo bien que han hecho algo, aun que ese <<algo>> sea una cosa pequeña. De ese modo verán que, actuando bien, contribuyen también a que la alegría reine, primero, en su propio interior, y, luego, en el ambiente en el que estan, especialemte, en la familia. Recordemos esta idea contínuamente a nuestros hijos:
Es cierto que los hijos suelen parecerse a sus padres y que, detrás de unos excelentes chavales, siempre hay unos pardes también excelentes. De manera que, si queremos hijos que nuestros hijos avancen por el camino de la virtud, debemos procurar ser nosotros también virtusos. El ejemplo mueve más que las palabras.
Resulta también bastante consolador para los padres el que el deseo mismo de educar a nuestros hijos nos impulsa a mejorar como padres. Por eso, cuando nos empeñamos en educar a nuestros hijos, nos automejoramos como personas, ya que <<nadie da lo que no tiene >>. Ya decía Séneca que los hombres, al enseñar a los otros, aprenden ellos.
martes, 29 de noviembre de 2011
Libertad.
Educar no es otra cosa que enseñar a nuestros hijos a ser libres de verdad, de manera que puedan ser felices, hacer felices a los demás. De echo, creo que uno de los aspectos más preocupantes es el mal uso que se hace de la libertad.
Una buena educación para la libertad hará posible que nuestros hijos, en el futuro, sean unas personas responsables y felices, capaces de actuar y de vivir conforme al bien real de las cosas y no según el dictado de las modas imperantes.
Es importante que nosotros como padres enseñemos a nuestros hijos a ser personas con criterio , y no meros títeres sin personalidad que aceptan sin reflexión lo que ''se lleva'', independientemente de que sea bueno o malo.
Una buena educación para la libertad hará posible que nuestros hijos, en el futuro, sean unas personas responsables y felices, capaces de actuar y de vivir conforme al bien real de las cosas y no según el dictado de las modas imperantes.
Es importante que nosotros como padres enseñemos a nuestros hijos a ser personas con criterio , y no meros títeres sin personalidad que aceptan sin reflexión lo que ''se lleva'', independientemente de que sea bueno o malo.
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