martes, 23 de octubre de 2012

¿Somos amigos de nuestros hijos?

Hoy en día se han puesto de moda en muchas series televisivas modelos de familias muy peculiares en donde los padres son practicamente "amiguites y coleguillas" de sus hijos, con los que comparten en gran medida la forma de hablar, pensar e incluso actuar.
El gran error de esta actitud está en el hecho de que los padres nunca deben bajar ese "escalón" que les separa de sus hijos y en el que se fundamenta su autoridad sobre ellos. Si lo hacen, estarán renunciando a su papel de tales. Ya deciá Aristóteles que la amistad como tal solo se puede dar entre iguales, y pienso que tiene razón. El problema es que un padre y un hijo nunca podrán ser meros iguales ni estar al mismo nivel.
 Un padre no es que no sea amigo de su hijos, sino que es mucho más que eso: es su padre, que no es lo mismo.

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